“Y lo sacan para crucificarle. Y
fuerzan a un transeúnte, un tal Simón de Cirene que viene del campo, padre de
Alejandro y Rufo, para que lleve su cruz. Y le llevan al lugar del Gólgota, que
traducido es Lugar
de la Calavera, y le dan vino mezclado con mirra,
pero él no lo tomaba. Y le crucifican y reparten sus vestidos echando suerte
sobre ellas, a quien tocaba algo. Era la hora tercia y lo crucificaron y el
epígrafe de sus cargos estaba escrito: El Rey de los Judíos, y con el
crucifican a los ladrones, uno a la derecha y otro a la izquierda de él.
Y los que pasaban blasfemaban contra
él moviendo sus cabezas y diciendo: ¡Ah!
El que destruía el templo y lo construía es tres días sálvate a ti mismo
bajando de la cruz. Del mismo modo también los sumos
sacerdotes burlándose entre sí y con los escribas decían: A otros ha salvado ¿así mismo no puede
salvarse? ¡El Ungido! ¡El rey de Israel! Baje ahora de la cruz para que veamos
y creamos. Y los que estaban crucificados con
él le insultaban”
Comentario
y pistas para la oración
Jesús está
tan debilitado a causa de la flagelación y de los malos tratos y burlas
sufridas que es incapaz de llevar por sí mismo la cruz hasta el Gólgota. Por
eso obligan a Simón de Cirene a llevarle la cruz. Este Simón, como dice el
texto, estaba de paso en Jerusalén, provenía de una ciudad al norte de África:
Cirene. El texto dice que venía del campo, pero no de trabajar sino que
seguramente pernoctaba fuera de Jerusalén y estaba llegando en ese momento, de
modo que no había participado del juicio de Jesús en le pretorio. El texto
indica que era padre de Alejandro y Rufo, porque éstos dos fueron cristianos
conocidos por la primera comunidad, y por eso los citan.
Antes de
crucificarlo quisieron darle vino con mirra para amortiguar los dolores de la
crucifixión pero él no quiso beber. Parece que Jesús prefirió sentirse vivo y
consciente hasta el último momento que sentirse drogado a causa de la mezcla,
aunque esto supusiera soportar más
dolor. Así se cumplía también lo que había dicho a sus discípulos en la
última cena, que no bebería más del fruto de la vid.
Lo
crucifican entre dos ladrones, en vez de ser crucificado entre dos de sus
discípulos, los que lo acompañan son dos ladrones. Santiago y Juan en el
capítulo 10 le habían pedido sentarse uno a su derecha y otro a su izquierda en
su Reino, sin embargo en el momento de su muerte es acompañado por dos
ladrones, que además lo estaban insultando. Jesús sufrió una tortura a todos
los niveles.
Los sumos sacerdotes
y los escribas que a pesar de ver a Jesús agonizando en la cruz siguen muertos
de envidia contra él, nombran el motivo de su envidia, Jesús había salvado a
muchos y ellos eran incapaces de hacer esto. Los que pasan por el lugar
blasfeman sin embargo los sumos sacerdotes no los condenan por esto como han
condenado a Jesús, muestra clara de la inocencia de Jesús.
El texto no dice
nada sobre cómo vive o afronta Jesús lo hechos, no habla de si se queja o no en
medio del suplicio.
-
Los
sufrimientos de Jesús son indecibles. Clavado a la cruz en vez de atado como se
hacía con otros reos. Perdiendo sangre a causa de los clavos. Asfixiándose.
Quemado por el sol, desnudo.
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Escuchando
todas aquellas burlas
-
Sintiéndose
abandonado de todos hasta de Dios Padre
-
Los
dolores provocados por los clavos atravesando los nervios que pasan a ese nivel
de las muñecas y los pies
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Muerto
de sed porque se está desangrando además de estar expuesto a sol
-
Fuera
de la ciudad como maldito y expulsado de la comunidad judía
Inma Fabregat
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