“Y pasado el sábado María Magdalena y
María la de Santiago y Salomé compraron aromas para ir a ungirle. Y muy al
alba, al primer día de la semana fueron al sepulcro a la salida del sol, y se
decían unas a otras: ¿Quién nos correrá la piedra de la puerta del sepulcro? Y
al levantar la vista observaron que la piedra estaba corrida, porque era muy
grande. Y entrando en el sepulcro vieron un joven sentado a la derecha vestido
con una túnica blanca, y se quedaron pasmadas. Pero él les dice: No os quedéis
pasmadas, buscáis a Jesús Nazareno el crucificado, ha resucitado, no está aquí,
ved el lugar donde le pusieron pero id y decid a sus discípulos y a Pedro que
os precede a Galilea. Allí le veréis como os dijo. Y saliendo huían del
sepulcro, porque tenían temblor y estaban fuera de sí y no dijeron nada a nadie
porque tenían miedo.”
Comentario
y pistas para la oración
Las tres
mujeres que habían sido testigos de la muerta de Jesús deciden cumplir con el
deber judío de ungir el cuerpo del difunto con aceites aromáticos. Van juntas a
la salida del sol hacia la tumba. Están preocupadas porque no van acompañadas
de ningún varón y piensan que ellas solas no podrán mover la piedra, pero cuál
no es su sorpresa que ven que la piedra ya está corrida. Al entrar en el
sepulcro encuentran un ángel, un mensajero de Dios que les anuncia que Jesús ha
resucitado. Es una criatura celeste, se ve por el vestido blanco y porque está sentado
a la derecha como signo de autoridad. Este es el culmen de todo el evangelio,
el kerigma, que Jesús de Nazaret, el Crucificado ha resucitado.
Las mujeres
están llenas de miedo. El ángel les encomienda una misión que hagan llegar el
Kerigma a sus discípulos y en especial a Pedro, el que lo había negado tres
veces.
La
Resurrección es un acontecimiento sobrenatural difícil de aceptar, por eso
vemos a las mujeres fuera de sí y que finalmente no comunican nada a los
apóstoles.
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Fíjate
en los sentimientos de las mujeres: están llenas de miedo, fuera de sí.
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La piedra
es lo que hubiese impedido a las mujeres llegar a Jesús, se preguntan ¿Quién nos
quitará la piedra?
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¿Quién
apartó la piedra? ¿Fue la fuerza de la Resurrección? ¿Fue Jesús mismo una vez resucitado?
¿Qué piedras te impiden a ti llegar a Jesús, creer que está vivo?
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Las mujeres
no son capaces de cumplir la misión que el ángel les encomienda ¿Te pasa a ti lo
mismo?
Inma Fabregat
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